a vos que no te conozco

Yo no te conozco,

Ni tu piel ni tus huesos,

Ni tus ojos, ni la esquina del linaje de tu vientre. 

Pero tu aliento cansado, estorba en los caminos que no he caminado.

Yo no te conozco,

Ni tus casas ni tus cuentos,

Ni tus fríos y vientos,

ni tus sueños y sus faltas,

ni las memorias en los ojos ahumadas y solitarias,

pero tu aliento cansado,  estorba en los caminos que no he caminado.

Yo no te conozco,

Ni a tus años, ni tu voz,

Ni tus angustias y miedos,

Ni tu sangre,

Ni las sendas que tu sangre recorrió sobre el eje del mundo,

Ni el imán que a tu cuerpo aferra con la vida,

Ni tu vida aprisionando al espíritu, a tus lágrimas y a tu risa.

Pero tu aliento cansado, estorba en los caminos que no he caminado.

Y también en mis caminos,

En la extensión del mundo bajo el lápiz,

En la fibra del pensamiento

En los poros del alma,

Me jode tanto,

Como para conjugar verbos y deletrearte,

Que aunque yo no te conozco,

Me tocas.